sábado, 17 de abril de 2010

Compleja

Me he venido dando cuenta que mientras vamos creciendo más conscientes nos volvemos, quizá involuntariamente pero sucede. Descubrí que me encanta conocer la mente del ser humano, saber qué esconde, a qué le teme, de qué está hecha y cómo carbura. Me doy cuenta de que, entre más sabemos lo compleja que es, más complejos nos volvemos también.
¡DIABLOS!

sábado, 10 de abril de 2010

Para avanzar...

Todo salía, si bien no perfecto, en orden y con sencillez. No era monótono, ni tradicional, ni rutinario…sólo era así, seguido y fluyendo. La estabilidad la encontrábamos más a menudo que el resto de las personas…además casi nunca nos topábamos con el caos.

Pero una noche las cosas cambiaron. No estoy del todo segura si para bien, pero trajo consigo cierta cantidad de beneficios que pocas veces me hubiera atrevido a imaginar que así los conseguiríamos. Jamás hubiera apostado que esa era la manera de avanzar, de encontrarse con cosas nuevas y mejores. Pero vaya que hay sorpresas…aún, a mi edad, me queda claro que se aprenden muchas cosas en la vida. Y es que fue precisamente en caos, el ruido, la confrontación y el desacuerdo lo que hizo que esto tomara un giro.

Una especie de pelea se dio cita entre nosotros, gritando, enojándonos, con gestos de pocas ganas de hacer las paces. Esa fue la noche en que todo cambió. Jamás había discutido así con mi hermano, jamás había dejado que mamá se marchara, jamás me había sentido tan aliviada por defender mi postura, jamás había pensado en generar incomodidad, jamás quise enojarme con todos ellos… Pero parece que ya era hora. Porque tal vez sea el coraje lo que falta en ocasiones para lanzarse al ruedo, tomarte entre tus propias manos y escalar cualquier pendiente, usar todo a tu alcance y aventar la mierda que te hace estancar. Duele, apesta, aborreces que sea así, y con todo y eso me queda certeza que fue de lo mejor ocurrido en mi vida para avanzar.

Es cierto, crecer duele, a veces más que otras; te llena de coraje, impotencia y miedo. Terminas por transformar tu coraje, hacerte potente y tener por impulso el miedo. No tienes idea de porqué tuvo qué ser así, maldices y repateas que pasen pendejadas así en la vida. Y al final, cuando el dolor se va callando descubres que todo en la vida trae ya consigo el precio. Pagaste un precio más en ella. Y precisamente fue para que en tu vida no pierdas el tiempo en eso, en pendejadas.