domingo, 26 de septiembre de 2010

Nuestra necia existencia

Me queda claro que no se está jamás vacío, de verdad. La existencia sí se hace presente entre los actos cotidianos, las ideas tontas y dispersas que a veces están en la cabeza, junto a la respiración y el millonésimo parpadeo, cerca de cada sonrisa o lágrima que realizan las emociones. Está presente de manera más ruidosa de lo que se cree, permanentemente en la búsqueda de que nos demos cuenta de ella para hacerla amante. Recibe y emana sentido de vida, lleva al hombre al tener lucidez –aunque sea por instantes- para recordar su estado encendido en la Tierra. Sólo concede al sueño la facultad de aislarla, mas no de asfixiarla… de eso se encargará la muerte, quizá la antecesora depresión.

En verdad pasa así, se está lleno de esta existencia en movimiento constante por quienes tienen el don de haber nacido. Por eso insiste en ser recordada otra vez, aunque no siempre sea del mejor modo. Quiere ser escuchada aun si tiene que ser por algo trágico, desvergonzado, perjudicial. Reitera su estadía en esa agresiva naturaleza, los gritos de enojo de los hombres, la paranoia de la sociedad, las enfermedades invencibles, la violencia humana. Necesita estar en movimiento de una u otra forma, siempre. No hay que buscarle culpas, es así la existencia, necia de estar en nuestras vidas.

martes, 7 de septiembre de 2010

El peor puesto del mundo es ser espectador

Somos espectadores de millones de sucesos que se presentan a nuestro alrededor día a día. Entre esferas de política, economía, sociedad, arte y cultura, medio ambiente, farándula, educación, deportes, tecnología, entre muchas más, la vida se va formando ante nuestros ojos sin que nosotros movamos un dedo. Esa es la parte más odiosa de la vida: la de ser espectador. Se mueven los días junto a las personas que le dan el verdadero dinamismo a la realidad para que algo ocurra en este mundo, para que surjan ideas, pensamientos, y mejor aún, acciones. Mientras tanto, estamos los del otro lado de la colina, en la maldita pasividad, ignorancia y estupidez de no atrevernos a ser parte de esa parte protagónica de la sociedad. Qué más da la afición a algo, qué más da lo que sea a lo que se le tenga amor o pasión, si lo que importa es estar activo, en pro de la dinámica y acción. Lo que realmente es preocupante es seguir siendo el espectador de la vida del resto, y que un día también veamos nuestra vida pasar años atrás.