jueves, 15 de septiembre de 2011

Vecinos

Tengo un par de vecinos nuevos. No conozco sus nombres, en realidad no me importa saberlo. Sólo me divierto observándolos por la ventana de mi oficina. Habitan el cuarto piso del edificio de enfrente y cada día se avientan al sillón de lo que parece ser la sala para ver televisión. Desde las siete de la noche se postran libremente y sin culpa alguna frente a la pantalla, a lo mejor ven una serie estilo Doctor House...o tal vez la comedia de las 8, las 9 y las 10... En verdad no parecen tener problema alguno en gastar cuatro horas (que son las que permanezco en mi trabajo desde que llegan al sillón) para ver la vida de otros, como lo hago con ellos.

En tanto, yo me la paso trabajando (bueno, hoy no tanto) resolviendo decenas de correos de clientes que están ansiosos por ser el número uno en la lista de atención de peticiones. Miro a los vecinos no sé si con envidia o con desesperación; teniendo ellos todo el tiempo que yo no tengo, y haciendo todo lo que yo no haría: estar aplastada frente al televisor, como ahora mismo frente al monitor...

Me pregunto si llegará el día en que pueda estar del otro lado de la calle, mirando desde el sillón de mi casa cómo en la ventana alguien trabaja hasta muy noche atendiendo decenas de correos.

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